Seguí a la par las indicaciones que mi madre me había dicho. Después de que me perdí, después de algunos tropiezos, llegué. Sabía que era mala siguiendo cualquier tipo de instrucción, pero no sabía que era tanto.
En fin, reconocí la entrada gracias a un letrero que raramente entendí y las antorchas. Suspiré antes de dar el paso que cambiaría mi vida por completo. Pero aún así, sentía que me faltaba algo.... ¡Diablos! mi cadena de la suerte se cayó. De seguro ha de estar ahí en algún lugar del bosque.
Bueno, no hay que esperar más, tarde o temprano entraré al Camp, además las maletas están pesadas que mis brazos están a punto de desprenderse de mi cuerpo. Bueno, ahora hay que dejar que el destino haga lo suyo conmigo...